Violación




       ¿Está justificado el aborto en caso de violación?  En el caso de una violación, aunque no es frecuente que ocurra el embarazo, hay que pensar que también la destrucción de una vida humana es una acto de violencia terrible. No tiene sentido tratar de borrar un acto de violencia con otro. Destruir  la vida que ha sido creada en el acto de violación no elimina el hecho mismo de la violación:  lo único que hace es destruir una vida humana inocente. El valor de la vida humana está por encima de las circunstancias espantosas en las que se ha producido.

Hay gente que utiliza como argumento que el feto es para la madre como un injusto agresor. Ni siquiera en el caso de violación sería así.   El inocente no puede ser injusto. Y el ser humano, en sus primeros días o meses de vida, no tiene siquiera recursos para ser agresor.


 1.- Aborto y violación: El tópico afirma: “Es brutal e inhumano permitir que una mujer tenga el hijo producto de una violación”.
Datos:  En primer lugar los embarazos que siguen a una violación son extremadamente raros. Los embarazos son extraordinariamente raros, por varias causas.
a)     Por ejemplo, las disfunciones sexuales en los violadores, cuya tasa es extremadamente alta. En tres estudios se ha constatado que el 39, el 48 y el 54% de las mujeres víctimas del ataque no habían quedado expuestas al esperma durante la violación.  En otro estudio se comprobó que el 51% de los violadores experimentaron disfunciones que no les permitieron terminar el acto sexual.
b)       Otra causa por la que son extremadamente raros los embarazos por violación: la total o temporal infertilidad de la víctima. La víctima puede ser naturalmente estéril; puede ser muy joven o muy vieja, puede estar ya embarazada o puede haber otras razones naturales.  El 43% de las víctimas se encontraba en estas categorías. La víctima puede estar tomando anticonceptivos, tener un DIU o ligadura de trompas, el 20% se situaba en esta categoría. Así, sólo una minoría de las víctimas tienen un potencial de fertilidad. Además de la infertilidad natural, algunas víctimas están protegidas del embarazo por lo que se ha llamado stress de infertilidad; una forma de infertilidad temporal como reacción al stress extremo.

          En una serie de 3,500 casos de violación en 10 años en el Hospital San Pablo de Minneapolis, no hubo un solo caso de embarazo
De estos datos es fácil concluir que:
1.-  Hacer una legislación en base a una excepción en vez de una regla, es totalmente irracional desde el punto de vista jurídico. Es obvio que el espantoso crimen de la violación es utilizado para sensibilizar al público en favor del aborto, al presentar al fruto inocente de una posible concepción brutal como un agresor. Es claro que la mujer ha sufrido una primera espantosa agresión, la de la violación, pero presentar el aborto como una "solución" es decir que un veneno hay que combatirlo aplicando otro.
2.- El aborto no va a quitar ningún dolor físico o psicológico producido en una violación. Al contrario, le va a agregar las complicaciones físicas y psíquicas que ya el aborto tiene de por sí. No podemos eliminar el trauma de una mujer violada facilitándole que cometa ella el delito de matar a un ser humano inocente.
3.- Por otro lado, los legisladores más expertos señalan que legalizar el aborto "sentimental" es abrirle la puerta a serias complicaciones jurídicas: prácticamente cualquier unión, incluso consensual, podría ser presentada como contraria a la voluntad de la mujer y, por tanto, una violación.
 4.- El aborto por violación que en muchos países es legal, resulta ilícito porque condena a muerte a un inocente, por el delito que cometió su padre: al violador se le impondrán unos años de prisión, mientras que al hijo de la víctima la pena de muerte.
5.-  El aborto no ayuda a las víctimas de una violación. Al contrario, anima a la mujer a descargar su ansia de venganza contra el niño no nacido. Finalmente, hay muchos testimonios  es que el aborto por violación no es siquiera aceptado por sus verdaderas víctimas, las mujeres violadas. Algunas piensan que si llevan a término el embarazo, han triunfado sobre la violación.


1.- Lee el impactante testimonio de Sor Lucy Vertrusc, una joven religiosa con un embarazo no deseado por violación durante la guerra de Bosnia-Herzegovina.
 “ Soy Luci, una de las jóvenes religiosas que ha sido violada por los soldados serbios. Le escribo, Madre, después de lo que nos ha sucedió a mis hermanas Tatiana, Sandria y a mí. Permítame no entrar en detalles del hecho, hay en la vida experiencias tan atroces que no pueden confiarse a nadie más que a Dios, a cuyo servicio, hace apenas un año, me consagré. (…) Hacía pocos días que había leído "Diálogos de Carmelitas",  y espontáneamente pedí al Señor la gracia de poder también yo morir mártir. Dios me tomó la palabra, pero ¡de qué manera! Ahora me encuentro en una angustiosa oscuridad interior. (…).Cuando era adolescente escribí en mi Diario:” Nada es mío, yo no soy de nadie, nadie me pertenece”. Alguien, en cambio, me apresó una noche, que jamás quisiera recordar, me arrancó de mi misma, queriendo hacerme suya...
 Era ya de día cuando desperté y mi primer pensamiento fue el de la agonía de Cristo en el Huerto. Dentro de mí se desencadenó una lucha terrible. Me preguntaba por qué Dios permitió qué yo fuese desgarrada, destruida precisamente en lo que era la razón de mi vida; pero, también me preguntaba a qué nueva vocación Él quería llamarme. Me levanté con esfuerzo y mientras ayudada por Josefina me enderezaba, me llegó el sonido de la campana del convento de las Agustinas, cercano al nuestro, que llamaba a la oración de las nueve de la mañana. Hice la señal de la cruz y recité mentalmente el himno litúrgico: “En esta hora sobre el Gólgota, Cristo, verdadero Cordero Pascual, paga el rescate de nuestra salvación”.
 ¿Qué es, Madre, mi sufrimiento y la ofensa recibida, comparados con el sufrimiento y la ofensa de Aquél por quien había jurado mil veces dar la vida? Dije despacio, muy despacio: Que se cumpla tu voluntad, sobre todo ahora que no tengo dónde aferrarme y que mi única certeza es saber que Tú, Señor, estás conmigo.
Madre, le escribo no para buscar consuelo, sino para que me ayude a dar gracias a Dios por haberme asociado a millares de compatriotas ofendidas en su honor y obligadas a una maternidad indeseada. Mi humillación se añade a la de ellas, y porque no tengo otra cosa que ofrecer en expiación por los pecados cometidos por los anónimos violadores y para reconciliación de las dos etnias enemigas, acepto la deshonra sufrida y la entrego a la misericordia de Dios. No se sorprenda, Madre, si le pido que comparta conmigo un "gracias" que podría parecer absurdo. En estos meses he llorado un mar de lágrimas por mis dos hermanos asesinados por los mismos agresores que van aterrorizando nuestras ciudades, y pensaba que no podría sufrir más…¡Qué  lejos estaba de imaginar lo que me habría de suceder!
A diario llamaban a la puerta de nuestro convento centenares de criaturas hambrientas, tiritando de frío, con la desesperación en los ojos. Hace unas semanas un muchacho de dieciocho años me dijo: “Dichosas ustedes que han elegido un lugar donde la maldad no puede entrar”. El chico tenía en la mano el rosario . Y añadió en voz baja: “Ustedes no sabrán nunca lo que es la deshonra”. Pensé largamente sobre ello y me convencí de que había una parte secreta del dolor de mi gente que se me escapaba y casi me avergoncé de haber sido excluida. Ahora soy una de ellas, una de las tantas mujeres anónimas de mi pueblo, con el cuerpo desbastado y el alma saqueada. El Señor me admitió a su misterio de vergüenza. Es más, a mí, religiosa, me concedió el privilegio de conocer hasta el fondo la fuerza diabólica del mal.
Sé que de hoy en adelante, las palabras de ánimo y de consuelo que podré arrancar de mi pobre corazón, ciertamente serán creíbles, porque mi historia es su historia, y mi resignación, sostenida por la fe, podrá servir si no de ejemplo, por lo menos de referencia de sus reacciones morales y efectivas. Basta un signo, una vocecita, una señal fraterna para poner en movimiento la esperanza de tantas criaturas desconocidas. Dios me ha elegido -que Él me perdone esta presunción- para guiar a las más humilladas de mi pueblo hacia un alba de redención y de libertad. Ya no podrán dudar de la sinceridad de mis palabras, porque vengo, como ellas, de la frontera del envilecimiento y la profanación.
 Recuerdo que cuando frecuentaba en Roma la universidad para la Licenciatura en Letras, una anciana eslava, profesora de literatura, me recitaba estos versos del poeta Alexej Mislovic: Tú no debes morir porque has elegido estar  de la parte del día. Ahora ya todo pasó y al volver hacia atrás tengo la impresión de haber sufrido una terrible pesadilla. Todo ha pasado, Madre, pero, todo empieza.
 En su llamada telefónica, después de sus palabras de aliento, que le agradeceré toda la vida, usted me hizo una pregunta concreta: ¿Qué harás de la vida que te han impuesto en tu seno? Sentí que su voz temblaba al hacerme esa pregunta, pregunta a la que no creí oportuno responder de inmediato; no porque no hubiese reflexionado sobre el cambio a seguir, sino para no turbar sus eventuales proyectos respecto de mí.
Yo ya decidí. Seré madre. El niño será mío y de nadie más. Sé que podría confiarlo a otras personas, pero él - aunque yo no lo quería ni lo esperaba- tiene el derecho a mi amor de madre. No se puede arrancar una planta con sus raíces.
 El grano de trigo caído en el surco tiene necesidad de crecer allí, donde el misterioso, aunque inicuo sembrador le echó para crecer. Realizaré mi vocación religiosa de otra manera. Nada pediré a mi congregación que me ha dado ya todo. Estoy muy agradecida por la fraterna solidaridad de las hermanas, que en este tiempo me han llenado de delicadezas y atenciones, y particularmente por no haberme importunado con preguntas indiscretas.
Me iré con mi hijo, no sé adonde; pero Dios, que rompió de improviso mi mayor alegría, me indicará el camino a recorrer para hacer su voluntad. Volveré, retomaré el viejo delantal y los zuecos que usan las mujeres los días de trabajo y me iré con mi madre a recoger en nuestros bosques la resina de la corteza de los árboles...